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😩Cuando el agotamiento mental pasa factura


"Estoy agotad@, no puedo más"


Hace unos días, en sesión, alguien me dijo:


No sé qué me pasa… duermo, pero no descanso. Trabajo, pero no me siento realizado. Salgo con mis amigos, pero no disfruto. Estoy agotado, como si mi cabeza no tuviera botón de pausa.”

Mientras escuchaba a la persona , me descubrí asintiendo a misma. Sus palabras me resonaban no solo por empatía, sino porque en ellas reconocí una versión pasada de mí misma. Esa que iba con el piloto automático puesto, cumpliendo con todo, intentando que nada se derrumbara, pero sin sentir que vivía realmente.


Recuerdo esos días: en el trabajo el correo acumulado, las reuniones sin fin, la exigencia interna, la desmotivación, coexistir en un entorno donde los valores no coincidían con los míos... Y a nivel personal esa presión invisible de “tenerlo todo bajo control”, que nada se escapara para no sentir más ansiedad y unos nervios imparables.

Hasta que un día el cuerpo empezó a hablar: insomnio, ansiedad en modo de comida dopaminérgica, desgana por cualquier actividad o reunión social, inflamación abdominal, priorizar ropa cómoda sin importar la impresión causada, desmotivación ante la actividad laboral, lágrimas sin motivo... pero sobre todo, incomprensión. Todos estos síntomas eran la factura del agotamiento mental. No llegó de golpe, pero llegó, y con bastantes repercusiones en mi salud integral.


Cuando alguien me dice: “Estoy agotad@, no puedo más”, lo entiendo.

Porque yo también estuve ahí. Y sé que desde ese cansancio también se puede renacer, más lento, más consciente, más en paz


¿Cómo saber si estás entrando en ese bucle de agotamiento?


A veces creemos que “solo estamos cansad@s”, pero el agotamiento mental tiene señales propias. Según estudios psicológicos, más del 70% de los adultos reporta síntomas físicos o emocionales de estrés, pero menos del 30% busca ayuda. A continuación te dejamos algunas de las señales más comunes:


  • Físicas: cansancio constante aunque duermas, dolores de cabeza o tensión muscular, alteraciones del sueño o del apetito.

  • Cognitivas: dificultad para concentrarte, mente nublada o falta de memoria, sensación de “ya no doy más”.

  • Emocionales: irritabilidad, desmotivación, culpa por no rendir, sensación de desconexión, apatía.

  • Sociales: aislamiento, pérdida de interés en lo que antes te ilusionaba, decir “sí” a todo aunque estés al límite.


Si te reconoces en varias de ellas, quizá tu mente te esté pidiendo una pausa más profunda que un simple descanso. No se trata solo de “gestionar el estrés”, sino de escucharlo.


Porque a veces el cuerpo no se rinde, solo está pidiendo que pares para poder seguir.

En Espacio Aribau acompañamos procesos de estrés, ansiedad y equilibrio emocional desde un enfoque cercano y realista. Si sientes que últimamente vas con el piloto automático, quizás sea momento de parar y mirarte con más amabilidad.



📖 Referencias


  • American Psychological Association. (2023). Stress in America™ 2023: A nation recovering, but not recovered. APA. https://www.apa.org

  • Maslach, C., & Jackson, S. E. (1981). The measurement of experienced burnout. Journal of Occupational Behavior, 2(2), 99–113.

  • World Health Organization. (2019). Burn-out an "occupational phenomenon": International Classification of Diseases (ICD-11). WHO. https://www.who.int

  • Salvagioni, D. A. J., Melanda, F. N., Mesas, A. E., González, A. D., Gabani, F. L., & Andrade, S. M. (2017). Physical, psychological and occupational consequences of job burnout: A systematic review of prospective studies. PLOS ONE, 12(10), e0185781.



Este espacio es una pausa para reconectar, soltar y volver a sentir ligereza. Tu mente también merece un respiro.


Nos vemos en la próxima entrada. 💚

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